Para meditar, lo primero que deberás hacer es encontrar un espacio cómodo y silencioso. Lo ideal es sentarte con las piernas cruzadas y la espalda recta, aunque si no es posible, puedes sentarte en cualquier silla cómoda. Respira profundo e intenta serenarte: por tu mente pasarán mil y un pensamientos, pero no te enganches con ninguno. ¡Sólo míralos pasar! Entonces puedes poner en práctica alguna de estas técnicas de meditación.
Tu respiración
Una de las técnicas más básicas para meditar consiste en dirigir toda tu atención hacia tu respiración. Busca calmarla, inhalando y exhalando suavemente. Concéntrate en la sensación que produce el aire al entrar y salir por tus fosas nasales, así como en la forma en que se infla y desinfla tu pecho. Concéntrate también en la duración de cada respiración.
La técnica del espejo
Siéntate con la espalda erguida. Coloca tus manos sobre tus rodillas; cierra los ojos e imagínate sentado frente a ti, como si estuvieras viéndote en un espejo. Trata de reproducir con tu mente cada detalle de tu aspecto físico: tu cabello, tu vestimenta, tus facciones, tu expresión, la forma en que estás sentado… Entonces, visualízate desde todas las perspectivas: arriba, abajo, izquierda, derecha, y, al final, desde una perspectiva que englobe todas las demás.
Vela parpadeante
Cierra los ojos y respira de manera lenta y fluida. Imagina todo en oscuridad, y frente a ti, una vela. Visualiza cómo la llama parpadea, siendo a veces más tenue y a veces, más intensa. Concentra toda tu atención en su luz y deja que te transmita su serenidad. ¡Te sentirás mucho más tranquilo al terminar!
Por si aún no te convenciste de los beneficios de la meditación te dejamos una pequeña lista:
- Reducción de la presión sanguínea
- Alivio de la ansiedad y la depresión
- Alivio del estrés
- Mejora la memoria
- Desarrollo de la inteligencia emocional y la empatía
- Aumento de la conciencia personal
- Mejor salud emocional y aumento de la felicidad.